domingo, mayo 21, 2017

A mi madre...

Yo, desde hace algunos años ya, he padecido de una enfermedad llamada Cuci, una enfermedad crónica y que forma parte de las EII.

Alguna vez ya lo comenté en este blog, pero esta entrada no va a eso, si no a la fortaleza y las ganas de vivir de mi madre. A esa mujer que nunca se rindió y aún cuando ella estaba pasando por momentos más dificiles siempre sonrió, siempre se mantuvo fuerte y siempre hacia todo por que yo saliera de esa situación en la que me encontraba.

En su momento fui un cobarde, pero era tan horrible la situación en la que me encontraba, creo que ha sido uno de los episodios más feos que he vivido en toda mi vida y aún así, siento que no es nada con experiencias que he leído en algunos grupos.

Me deprimí horriblemente, al grado de pensar que mis días en este mundo estaban contados, vivía irritado, cansado, agotado, harto de la vida y de la situación en la que me encontraba. Me sentía solo, sentía que mi familia no entendía por lo que estaba pasando, solo ella, mi madre, parecía entender o al menos comprenderme.

Cuando llegó año nuevo me quebré, no pude aguantar más, lloré, saque todo lo que me había guardado todo ese tiempo. Sentí un poco de alivio.

Nunca pensé que ese año sería uno de los más dificiles en mi vida, a mi madre le detectaron un tumor, es cáncer.

Cuando mi papá me lo dijo, sentí que el mundo se me terminaba, hasta cierto punto me sentía culpable, de no ser por ser tan cobarde, por no afrontar la vida con otra actitud quizás mi madre no se hubiera preocupado tanto por mi, quizás yo soy el causante de todo eso, pensé.

Sin embargo ella se mantenía fuerte, siempre te miraba y sonreía, nunca se mostró débil ante nosotros, nunca.

Aún recuerdo el día que se suponía sería la operación, mi madre ya estaba lista. Y empezó a hablarnos como si se despidiera de nosotros, a cada uno nos dirigio algunas palabras, nunca lo voy a olvidar: "Sé fuerte, siempre"

Al final ese día no sé dió la operación , Dios no quiso que así fuera.

Una semana después estábamos otra vez, en la misma habitación, mismo hospital, esperando el momento, mi madre aún más seréna y tranquila que en aquella ocasión solo se despidió diciéndonos, nos vemos al ratito.

La operación duro más de 12 horas, era angustiante, cada hora, cada minuto, cada segundo que pasaba. Iba y venía, miraba hacia la sala de operacion y cada que se abría la puerta esperaba que saliera el médico a decirnos que había terminado y que todo había ido bien.

Aún recuerdo cuando el médico nos llamó, vengan, todos. Pense lo peor. 
Nos mostró el tumor, una bola enorme y horrible, me quedé asombrado. Como mi madre pudo traer eso en su cuerpo y aún así ser fuerte, hacer tantas cosas.
Yo con simple dolor de estómago me caía y sentía morir. Y ahí entendi que lo mío no era nada y que debería ser más como mi madre.

Al final, todo salió bien. Aunque mi madre ya no es la misma físicamente, ya no puede hacer muchas cosas y tuvo un año de recuperación, un largo año de recuperación. Aún así nunca nos dejó de sonreír, de mantenerse fuerte y ser la que nos impulsa día a día.

Madre, gracias por todo, por habernos dado la vida y dar tu vida por nosotros. No seré más un cobarde, seré fuerte y me mantendré feliz como alguna vez me lo dijiste "Sí tú estás feliz, yo soy feliz" lo prometo.




No hay comentarios: